●No, no intentes disculparte; no juegues a insistir. Las excusas ya existían antes de ti. No, no me mires como antes, no hables en plural. La retórica es tu arma más letal. Voy a pedirte que no vuelvas más, siento que me dueles todavía aquí adentro. Y que a tu edad sepas bien lo que es romperle el corazón a alguien así.